martes, 29 de abril de 2008

Recién acabas de cumplir 82 años

"Recién acabas de cumplir 82 años. Y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace 58 años que vivimos juntos y te amo más que nunca. Hace poco volví a enamorarme de ti una vez más y llevo de nuevo en mí un vacío devorador que sólo sacia tu cuerpo apretado contra el mío. Por la noche veo la silueta de un hombre que, en una carretera vacía y en un paisaje desierto, camina detrás de un coche fúnebre. Es a ti a quien lleva esa carroza. No quiero asistir a tu incineración; no quiero recibir un fracaso con tus cenizas. Oigo la voz de Kathleen Ferrier que canta Die Welt ist leer, Ich will nicht leben mehr [El mundo está vacío, no quiero vivir más] y me despierto. Espío tu respiración, mi mano te acaricia. A ninguno de los dos nos gustaría tener que sobrevivir a la muerte del otro. A menudo nos hemos dicho que en caso de tener una segunda vida, nos gustaría pasarla juntos".

Así acaba "La carta a D.", el libro que el periodista y filósofo André Gorz escribió a su mujer, Dorine, poco antes de su suicidio compartido, por la enfermedad terminal de ella.

Si, es un tanto mieloso pero es casi imposible que no enternezca. ¿Para mi? es la mejor noticia posible de hoy, después de las pesadillas de hijos-nietos en sótanos, y me atrevería a decir que de mucho tiempo.



¡importante! Violet Hills, el nuevo single de Cols Play, increible, morenos.

lunes, 28 de abril de 2008

Elegía para el que haga el favor de callarse


Una tarde, hace algunas tardes, cayeron en mis manos, fruto del engaño y mi amistad cin un asturiano -¡cómo no!- que trabaja en la Casa del libro, una entrada para Elegy (me atrevería a decir más de Ben Kingsley que de Coixet), y un libro, edición bolsillo, de Raymond Carver.
La primera, me dejó templada, y es un estado que odio, en el ni frío ni calor se encuentra lo que buscas, se pierde la emoción y todo resulta insípido. El segundo ("¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?") consiguió todo lo contrario.
He de decir, en su favor o en su contra, que de los dos había vivido cosas mejores. "Mi vida sin mi", un soneto a la vida, o a la muerte, o a als caravanas, o a las cintas-casette, plásticamente inmejorable y "¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?", mi primer contacto con el realismo sucio, un sumario de finales deliciosos.
Ambas primeras veces mejores que las siguientes, algo paradógico por su usual tinte dramático. En el caso de Coixet, digo bien: inexpresivo, Kingsley increíble y se acabó lo que se daba; Pe, pasable, la idea-historia interesante pero insulsamente contada y un final catatónico que estoy pensando empieza a ser marca de la casa. "Mi vida sin mi", "La vida secreta de las palabras", in cluso su corto en "Paris je táime"...Isabel, se buena, ¡termina con lo terminal!
Asi que entre uno y otro, los 6 euros del cine y los de la edición bolsillo, no me queda otra que recomendar a Carver y a Coixet decirle, recomendarle, que o haga algo un poco mejor, o "el favor de callarse, por favor".

domingo, 27 de abril de 2008

Sally Hayes


Como dije hace ya un tiempo, más exactamente cuando volaban las hojas, si, volaban, con propulsores o cohetes o paraguas desde tejados, como digo, dije ya hace un tiempo, me llamo Sara Paz y soy de Diciembre. Cuando era bebé, dicen, dormía y lloraba sin descanso, de ahí mi desarrollado diafragma y mis increíbles cualidades para el canto. Tenía por aquel entonces y tengo, dotes de yegua desbocada, digo bien a día de hoy y desbocada, no me importaría que muriesen todos los gatos del mundo. Tengo, sigo teniendo, tuBe casi desde siempre y tendré hasta que Turquía nos separe, una prolongación unos kilómetros al norte, una o las dos, como quiera entenderse, dije en su momento y reitero, somos jóvenes, apuestas y rebeldes, de las que queman sujetadores. Dije donde dije digo, dijo Diego:

- Eres borde para los nuevos, para los antiguos demasiado inconformista.

Estoy casada, felizmente, con un saltimbanqui que cumple sus promesas, eterna pobreza y sándwiches mixtos. Soy adicta al chocolate, y como dije, repito, me pone el sexo en lugares sagrados, a poder ser catedrales, donde me follaría a Tarantino, me casaría con Burton y hablaría con Allen sobre al luz de las vidrieras. Dice el refrán y decir refranes es decir verdades, De padres cantores hijos jilgueros para mi madre soy una punki, para mi padre una adorable jovencita, para la mayoría una cara de santa con alma de demonio. Me gusta viajar, como dije ya hace un tiempo, y como buena aventurera he conocido el paraíso, por ello puedo decir, que he estado de verdad en Babia. Mi madre, no hay más que una, tiene en sus manos el futuro, mi padre, bodeguero, hijo caballero, es jardinero de historias y mi sueño es fotografiar a los patos de Central Park cuando los estanques se congelan. En mis momentos de histeria, sólo me calma el amarillo, el resto del tiempo me gustan los Rocks de las cárceles, los pianillos de llamando a Londres y los fluorescentes-adolescentes espídicos que hablan de Mrs. Bum. Últimamente, y digo bien, últimamente, no me decido entre yogurt con pepinillos o salchichón con nocilla, hablo mucho, deprisa y no sé entonar las preguntas. Sonámbula me obsesiono con frutas, autopistas, enchufes y aeropuertos. Soy un es-can-da-lo, dilsexicca, y sé que tengo ángel de la guarda.

Ah! Sigo yendo de progre, pero al final soy una estrecha.