miércoles, 4 de febrero de 2009

Madrí


Esta vez la vuelta, más nueva llegada que nunca, me ha encoentrado bebiendo agua rancia de uan botella de gaseosa y leyendo a Bukowski, que me presenta a Knut Hamsum y a Allen Ginsberg y así me encuentra leyendo poemas que beatifican al ano, también comiendo perritos calientes, llorando en el cine -Revolutionary Road-, como nunca, y aprendiendo a encender el calentador del agua, cerrar el pestilllo por las noches y apagar siempre las luces del baño. Qué coño. Vivimos enfrente de un maniquí de piel marrón unas zapatillas cuelgan del cable de la luz del edificio de al lado, bailamos en el espacio que queda entre el sofá y la mesa y hablamos de cómics y tartaletas de frambuesa. Otra vez en Madrí camaradas.