martes, 3 de marzo de 2015

Montevideo II

Dice el portero de mi casa, el del turno de mañana, que están cerrando todos los bares de gallegos, porque ya nadie bebe cervezas chicas.

También están cerrando las casas de pasta, esas que hacen ravioles del tamaño de elefantes, porque ningún italiano, de los que hoy tienen pasaporte, recuerda realmente la receta.

Cierran los clubes de boxeo, en su lugar abren zapaterías y casas de cambio, también abren gimnasios para damas, llenos de máquinas con arreglos rosas e inquietantes paredes llenas de espejos.

Cierran las tiendas de cortinas y las de flores para velorios, cierran hasta las pollerías, dice el portero; ya solo se encuentran bandejas de pechugas mohosas, o capaz que rebozadas,  coronadas, si hay suerte, por alguna aceituna.

Cierran los carritos ambulantes de panchos, las lavanderías -el delicado olor de sus jabones-, cierran las carpinterías y las cooperativas de electrodomésticos, cerraron ya aquella donde la señora Amparo compró una tostadora en diez cuotas.

Cierran, bajo la triste mirada de sus vecinos, los locales que reparaban tambores, suerte de zapateros con manos de oro, curtidos padrinos de carnavales pasados; cierran las tiendas de golosinas o al menos incluyen un mostrador donde pagar facturas.

Cierran las granjas y abren plantaciones de soja, porque los chinos tienen hambre y son muchos, muchos chinos hambrientos, y cierran entonces las granjas, y las empresas que reparten leche, y los mataderos llenos de certificados y pegatinas y contratos que demuestran que respetan la ley.

Cierran los teatros y las ferrovías, al menos hasta que los chinos hambrientos acaben por construir nuevos trenes, al menos hasta que las compañías de ómnibus se declaren en bancarrota o hasta que llegue algún turista –¿extravagante, millonario?- y decida convertirlas en un local de deep house.

Cierran o quizás no cierran todas las cosas listadas arriba.

Puede que sea sólo el portero de la mañana y la visión melancólica de su antiguo Uruguay.



miércoles, 4 de febrero de 2015

Montevideo

En el Sur, la ciudad desconocida te recibe tranquila, sin muchas pretensiones, con ejecutivos de trajes grandes que toman el ómnibus en chanclas, con madres con el pelo enmarañado y músicos que cuentan historias, entre parada y parada.

Te recibe sincera, sin las prisas del Norte. Exactamente igual a como te la imaginas.

Te saluda con el monstruoso ruido de sus calles, sus envases vacíos, sus sonrisas  cansadas.

No importa quién eres en la ciudad desconocida.

No importa si ganaste la lotería en Babilonia, si creciste en un pueblo demasiado lejano o si al final te volviste oficinista.

En el Sur, la ciudad desconocida te recibe curiosa, como si llevase tal vez años esperando tu llegada.

Te recibe honesta y convencida de no tener que demostrar nada.

domingo, 13 de abril de 2014

Opiniones de un payaso

¨Mejor confiar en un payaso ateo, que te despierta temprano para que llegues puntual a misa, y que, cuando es necesario, nunca te escatima un taxi para ir a la iglesia. Mi jersey azul no tienes que lavarlo.¨

H. Böll

sábado, 8 de marzo de 2014

Dedicatoria

Más allá de donde
aún se esconde la vida, queda
un reino, queda cultivar
como un rey su agonía,
hacer florecer como un reino
la sucia flor de la agonía:
yo que todo lo prostituí, aún puedo
prostituir mi muerte y hacer
de mi cadáver el último poema.

Leopoldo María Panero

viernes, 30 de agosto de 2013

Act of Union

I

To-night, a first movement, a pulse,
As if the rain in bogland gathered head
To slip and flood: a bog-burst,
A gash breaking open the ferny bed.
Your back is a firm line of eastern coast
And arms and legs are thrown
Beyond your gradual hills. I caress
The heaving province where our past has grown.
I am the tall kingdom over your shoulder
That you would neither cajole nor ignore.
Conquest is a lie. I grow older
Conceding your half-independant shore
Within whose borders now my legacy
Culminates inexorably.

II

And I am still imperially
Male, leaving you with pain,
The rending process in the colony,
The battering ram, the boom burst from within.
The act sprouted an obsinate fifth column
Whose stance is growing unilateral.
His heart beneath your heart is a wardrum
Mustering force. His parasitical
And ignmorant little fists already
Beat at your borders and I know they're cocked
At me across the water. No treaty
I foresee will salve completely your tracked
And stretchmarked body, the big pain
That leaves you raw, like opened ground, again 

jueves, 15 de agosto de 2013

Luz

Todo eso me vino a la mente una mañana de verano. Había sido un año de angustia y desconsuelo, de noches en vela y gritos ahogados contra almohadas blancas. Un año de miserias y de rostros exhaustos. De esos que cuando somos felices ni siquiera imaginamos. No importan los nombres cuando cae la noche. Ni tampoco las historias que llevamos como alforjas, agarradas a la espalda, llenas de personas, números, de mañanas de invierno. No importan las penas ligeras ni tampoco la envidia o los celos –esas fieras terribles para las mentes ociosas-. No importan las cosas bellas:la luz reflejada por la nieve, la brisa, las pequeñas y sucias manos de los niños. Quizás no importe nada más que el deseo irreflenable de hundirse en la perversa trampa del sueño y caer en la ilusión de dejar, por unas horas, de estar vivo. 

Pero entonces te despiertas con el alba, con las primeras luces del alba, y te aferras al sillón con todas las fuerzas de tu alma y miras sin descanso a las bombillas colgadas de paredes del túnel, esperando una señal de este mundo maldito, de este mundo frío y desalmado, lleno de rabia y llanto, de cobardía, de espanto, de desazón, pavor, desamparo. 

De alegría. De luz.

domingo, 16 de junio de 2013

Sobre los acantilados de mármol

"Todos conocéis la fiera melancolía que se apodera de nosotros, sobrecogiéndonos, cada vez que se nos vienen a la memoria tiempos de felicidad. De qué modo tan irrevocable se han ido para siempre y como estamos separados de ellos con mayor inexorabilidad que si lo estuviéramos por las más grandes distancias. Además el atractivo de esos tiempos resalta más aún en el fulgor que han dejado; al volver a pensar en ellos los recordamos como el cuerpo de una amada difunta, un cuerpo que rebosa bajo tierra y cuya magnificencia, que ahora es más espiritual y excelsa todavía, nos hiciera estremecernos, como si nos enfrentáramos a un espejismo del desierto. En nuestros sueños sedientos palpamos una y otra vez cada uno de los detalles y cada uno de los pliegues de las cosas pasadas. Y entonces nos parece que la copa de la vida y del amor nunca estuvo para nosotros llena hasta los bordes; empero ningún remordimiento nos devuelve las cosas que hemos omitido. ¡Si este sentimiento fuera para nosotros una lección que tuviéramos presente en cada uno de los momentos de dicha! Y cuando lo que puso fin a nuestra felicidad fue un error repentino, entonces su recuerdo es todavía más dulce. En esos momentos caemos en la cuenta de que para nosotros, para los humanos, es ya una suerte vivir en el seno de nuestras pequeñas comunidades, protegidos por un techo apacible, entregados a gratas conversaciones y saludados con cariño por la mañana y la noche. Siempre nos percatamos demasiado tarde de que con esas cosas se derramó generosamente sobre nosotros el cuerno de la abundancia." 

Sobre los acantilados de mármol
Ernst Jünger 

miércoles, 12 de junio de 2013

jueves, 28 de febrero de 2013

Amsterdam IV - Agua

A veces, si miro al agua o al vacío, un instinto primitivo me aprieta las sienes. Es algo sobrehumano y poderoso, como el deseo de arder al mirar el fuego, como la sumisión obscena de una noche de sexo animal y milagroso. Nada tiene de respetable, ni de honrado, ni tampoco de prudente o sensato. Es más bien una tortura dulce. Un segundo de vértigo exquisito.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Bicicleta

Ese año me compré un abrigo verde y también una bicicleta. La última noche en aquel país soñé con un cíclope y con una playa congelada, donde me sentaba durante horas hasta que me llevaban las olas calientes. Aquella noche no dormí en casa y cuando abrí los ojos pensé que estaba bien estar allí, agarrada a la almohada. Llovía y algunas gotas se colaban por la ventana, creo que era invierno o puede que otoño, pero fuera hacia tanto frío que estar allí parecía el paraíso. Pensaba en las horas tristes, en las lágrimas ardiendo en la parada del tranvía. Pero también en el sol, en sus rayos templados, en la primera vez que sonreíste o que me hiciste el amor en el garaje. Ese año fui tan feliz como triste, viajé en algunos buses y trenes y pasé demasiadas noches sola. Ese año acabó con mañanas heladas, con algún chaparrón y con tu mano bajando por mi espalda desnuda. El ser humano es curioso, casi nada es tan inútil como perder la esperanza.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Amsterdam II

Parece que la ciudad a veces se detiene durante unos segundos, cuando hay tormenta o cuando amanece al pasar el tercer puente. En las calles hay malabaristas y cestas de mimbre y también niños que asoman tras gorros de lana. Pasan los días y algunos árboles, como cuerpos escuálidos, parecen el presagio de un invierno imposible.   

domingo, 14 de octubre de 2012

Amsterdam I

A menudo la ciudad desconocida te recibe con una lluvia fina y fría y con gente que sonríe sin razón aparente. Cuando llegas, especialmente si es de noche, se te instala una presión gélida en la nuca que te obliga a caminar despacio. A veces te parece reconocer algunos rostros: amigos, antiguos amantes o profesores de la escuela. Hay hombres que fuman en sus puestos de flores y mujeres engalanadas que compran manzanas. La gente avanza, aparta las hojas, se abotona con esmero el abrigo. Las noches son más cortas y los sueños son casi siempre pesadillas. Ojalá la soledad fuese tan dulce como las primeras horas en la ciudad desconocida. 

domingo, 23 de septiembre de 2012

Splendour in the Grass

What Though the radiance
which was once so bright
Be now for ever taken from my sight, 
Though nothing can bring back the hour
Of splendour in the grass, 
of glory in the flower,
We will grieve not, rather find
Strenth in what remains behind;
In the primal sympathy
Which having been must ever be;
In the soothing thoughts that spring
Out of human suffering;
In the faith that looks through death,
In the years that bring the philisophic mind. 


 
William Wordsworth

viernes, 7 de septiembre de 2012

martes, 24 de abril de 2012

Líquido

Ese año el invierno no tuvo alguna clemencia con los hombres, amenazados por la espesa niebla de la muerte, la vejez, las noches por venir, mudas, absortas, empapadas en un líquido oscuro y frío. Ese año el invierno fue tan largo que acabó por lapidar sus convicciones, sus deseos, su afán por comprender el mundo.