jueves, 29 de mayo de 2008

La noche


Con perdón de cinéfilos, entendidos, amantes del domingo por la noche y la manta de franela, del cine frío y vacío, críticos, italianos, matrimonios bien y mal avenidos, ascensores, palomiteros, cohetes, acomodadores, piscinas nocturnas, juegos con baldosas, hombres con gusto refinado, amantes de lo sensual del gesto lento, de lo latino sofisticado, mujeres independientes, solas, que caminan, escritores de éxitos rancios, postmodernistas, integristas de los clásico, con permiso de la historia del cine que parece querer sin condiciones a esta creación soporífera, he de decir que pongo en mi lista gris a todas las noches de la vida de Antonioni.

martes, 27 de mayo de 2008

Los idiotas


Aunque ayer tenía pensado irme de Madrid, para siempre, a una ciudad con puerto y coger un barco, el destino que más me tentaba era quizás Nueva York, aunque luego hablaron por la radio del lío de los iceberg, y pensé en que quizás lo mejor era no ir a América, que allí sin querer la gente se hace estrella de la música, y yo ya fama la llevo muy mal, que no quiero tener guardaespaldas, a ver si me voy a enamorar de él , que luego si se muere lo paso muy mal, no me van nada el rollo de los fantasmas, eso no me gusta, además no tenía dinero, así que pensé en que una forma de conseguirlo –niños dejen de leer-, era el oficio más viejo del mundo, que tampoco pasa nada, seguro que aparecería un galán y me acompañaría de compras con una tarjeta sin fondo, ¡eso es! Me iré a París, o mejor a Casablanca, que total allí siempre queda París, y me subiré en un molino rojo, y cantaré, ¿Tendré que subirme las faldas? Esa idea la desestimé hace tiempo, creo que podría fotografiar puentes, que es una profesión más digna… Y lo que pasó realmente es que no me fui a Nueva York, ni a París, ni a Casablanca, porque mi ordenador se encendió y repuso, la película con la historia de amor más verdadera del cine. Así que al final me fui a Dinamarca, a una orgía de idiotas.

domingo, 25 de mayo de 2008

Anfibioticos


Ya era hora, después de uno días dando guerra, de presentar en sociedad a anfobióticos, el primer blog-noticiciario de relatos envasados en hechos reales. Cuerpo de cerdejo portugués, voz de Najwa nimri, bigote, gafas de pasta, ropa sin planchar, ojos verdes, pelo enmarañado y una boca enorme.
Tan garnde que nadie sabe como hacerla callar.
Somos 8, como lo mosqueteros si hubiese habido 5 más, como los trotamúsicos si hubiese habido cuatro más, como Thelma y Lousie si hubiesen sido 6 más y como el Che si hubiesen sido 7 más.

Bienvenidos a anfibióticos, no vais a querer volver a leer los periodiódicos pudiendo informaros así.

http://anfibioticos.blogspot.com

sábado, 24 de mayo de 2008

Una flecha de punta dorada


Una flecha de punta dorada, más gruesa en la parte trasera, había atravesado su cuello. Los voluntarios y arqueros de la vanguardia, mal equipados pero ligeros, simulaban una retirada inicial para contraatacar de nuevo. Ella, que llegaba desde Toledo disfrazada de soldado, combatía en primera línea junto a la infantería ligera.

Su padre un plebeyo leonés, viudo tras el parto, zapatero y dentista, no le había dirigido en veinte años más que algún sonido mal hecho. Ella, ingenua analfabeta educada en los valores de Alfonso IX, tenía un fuego interior, eso que Torquemada llamaría brujería, y que sabía no podría reprimir si no era fugándose de casa. Escuchó por el pueblo una mañana, siguiendo sigilosa al pregonero, que Alfonso VIII de Castilla, estaba abanderando eufórico y dispuesto, una batalla en Jaén en contra de los reinos taifas. Galopó rauda rumbo Toledo, ni corta ni perezosa, en busca de las aventuras soñadas, que nunca iba a tener en casa. La armadura de un soldado, muerto en una cuneta sirvió para colocarse el casco y taparse la melenaca, negra y lisa, más larga de la cintura. Pero no había empezado el choque, antes del primer atisbo de ataque almohade, cuando un pinchazo en su vientre, un dolor horrible y seco, desgarrador e insoportable, venció su cuerpo hacia adelante, rebotando el casco en el la tierra, y dejando al descubierto, su melena negra y lisa, más larga de la cintura. Entonces una fecha de punta dorada, más gruesa en la parte trasera, atravesó fugazmente su cuello. ¡Una mujer! Escuchaba las voces, ¡Una mujer en la batalla! ¡Inadmisible! ¡Una mujer! ¡Una mujer en la batalla!

La habrían matado los mismos que impulsaron la reconquista y que murieron diez años más tarde por una temida hambruna. Era julio, 16, de 1212.

miércoles, 21 de mayo de 2008

No dar puntada sin hilo

A mi abuela Nina (Marcelina Pérez- León- 1938), le encanta coser y hacer punto. Cuando éramos pequeños y pasábamos el verano en su destierro costero - se fugó de las montañas con 16 años y acabó en un 4º piso cerca de los Altos Hornos-, se empeñaba hacendosa en hacernos bufandas para el invierno. Se casó mi abuela Nina, embarazada y con 20 años, con un galán también exiliado. Antonio, un gallego metódico de los que quedan pocos, inventor de historias pintorescas, y que pronto empezó con su pequeña empresa. Mi abuela Nina, mientras tanto, cosía con paciencia de clásica buena esposa, sabía recitar de memoria todas las vocales, leía regular vocal con consonante y era incapaz de las consonantes juntas, pero ella descubría el mundo, todos los días a las 8, escuchando la radio mientras cosía.
Ayer a las 12 de la noche, la misma hora en su piso de Vizcaya, mientras mi abuela cosía el bajo de unos pantalones verdes, escuchó por la radio que la Guardia Civil había detenido en Burdeos, a 230 kilómetros de la frontera con Guipúzcua, a Francisco Javier López Peña. Y mi abuela Nina que sabe recitar las vocales de memoria, suspiró, tengo que decir que aliviada ,y se levantó a subir el volumen de la radio. Al momento, sobre la mesa, estaba entre el correo del lunes, escondida bajo un gran sobre y el catálogo del Eroski, una carta, dibujada una serpiente, que imaginó iba dirigida al pequeño negocio de Antonio. Y mi abuela Nina que que lee regular vocal con consonante, decidió tirar la la carta, que seguro estaba escrita en euskera, porque no se avergonzaba de admitir que era incapaz con las consonantes juntas.
Aunque después entró al salón muy despacio y acarició la cara a mi abuelo y se sentó a su lado izquierdo, a coser, como siempre, con cuidadao de no dar puntada sin hilo.

lunes, 19 de mayo de 2008

¡Malditos!


Es innegable el acoso que sufre nuestra raza. Insufrible, inconmensurable, una vergüenza, uan persecución constante. Nos tratan como a una plaga, se jactan ufanos de desear neustra exterminación. Malditos, no descansan ni un segundo, alardean de tener asco, asco hasta de matarnos, nos humillan, nos maltratan, nos expulsan deliberadamente de nuestro país. Pero esta vez no os ha salido como esperabais, jodidos narcisistas gigantes, porque hemos encoentrado un lugar donde todos son como nosotras, donde nadie nos persigue ni nos juzga, no nos acercan ni siquiera su zapato, el Olimpo, montañas increíbles de cuerpos deliciosos, el paraíso. Y aunque ni aqui se evitan las voces discordantes, esos que se hacen llamar doctores y gritan que aumenta el cáncer, que se ha hecho imposible respirar, nosotras le debemos todo al gran jefe. ¡Gracias! por no cumplir lo prometido y seguir dejándonos vivir en el edén, ¡gracias! Y es que al menos a nosotroas,nadie nos priva de momento de esta gloria cuando a pocos kilómetros de Nápoles -o así se hace llamar esta ciudad que tanto nos quiso desde el primer día-, hay razas innegablemente acosadas, insufrible, inconmensurable, vergonzosamente perseguidas, hacinadas en campamentos, maltratadas, golpeadas, detenidas en medio de la noche por otros que alardean de ofender, humillar y hasta tener asco. Parece de risa que después de lo bien que aqui nos tratan a nosotras, las cucarachas, acaben por tratare así entre ellos mismos. Malditos jodidos narcisistas humanos. ¡Malditos!

viernes, 16 de mayo de 2008

El gnomo del gorro azul

Me daban ganas de desaparecer, no existir, mandarlo todo al carajo. Me senté en el tercer escalón a respirar el humo de los camiones. Quería dejar de ver las persianas de aluminio, las cabezas de los niños, gritando, tras el muro de cemento. Darme la vuelta, dejar de respirar, sumergirme, no moverme en muchas horas, morir o acaso sentir la soledad del segundo antes. Hasta que vi, al final de la calle, agarrada en la verja verde y oxidada de la esquina, ojos azul expectante, pelo enmarañado, a una niña, no tenía más de 7, agarrada con furia a la mano de su padre. Él le preguntaba, escuché desde el tercer escalón, si estaba asustada, ella no paraba de abrir los ojos. Sara ¿tienes miedo? Estás temblando. Tengo frío. Soy valiente. ¿Ves esos gnomos entre las hierbas del jardín? Cada año la dueña de la casa, una mujer muy mayor, que se llama María, trae uno nuevo desde muy lejos. La niña ni si quiera le mira, sigue abriendo los ojos, le aprieta cada vez más la mano. ¿Ves el del gorro azul? ¿Lo ves? Ese es el nuevo de este año, todos se pusieron contentos cuando llegó. Ese día tenía un poco de miedo, y frío, tenía frío porque era invierno, pero era un gnomo valiente. Le apretaba más y más la mano, quizá fuese cosa mía, pero no paraba de abrir los ojos. ¿Si es valiente los demás le quieren? ¿Se hicieron sus amigos? ¿Eh papá? ¿Se hicieron sus amigos? El hombre la miraba, nunca volveré a ver a nadie querer tanto a algo tan pequeño. Claro que se hicieron sus amigos. Hay que ser valiente, no pasa nada. No pasa nada por tener frío. Y poco después la niña se alejó, y yo seguía sentado, en el escalón, el tercero, esperando que ella llorase y mirase hacia atrás buscando a aquel hombre pero sólo se llevó la mano al pelo y se lo apartó de los ojos, ahora no tan abiertos y se puso tras una fila, detrás de las cabezas de los niños, gritando, tras el muro de cemento. Y no la vi llorar, sólo apartarse el pelo y miré un segundo hacia atrás, al final de la calle, sentado en el tercer escalón de una escalera, frente a la verja verde y oxidada de la esquina, y vi al hombre, abriendo mucho los ojos, apretándose las manos y llorando, como nunca volveré a ver llorar a nadie, mientras veía a la pequeña apartarse el pelo de los ojos.

martes, 6 de mayo de 2008

Estoy triste, fóllame


Van ustedes a tacharme de vehemente, irracional, intransigente. Algunos pensarán que cometo una herejía, que no sé lo que digo, que no tengo ni idea. Aviso a navegantes, esta es sólo una de las formas que uso para conjurar mis demonios. Lista negra. Capítulo 1º.

Adolf
Darth
Benito
jack
Francisco
calígula
Pol
Norman
Margaret
Atila
Augusto
Joseph
Eva
George
Armand-Jean
Bin
Josef
Francisco
Idi
Condoleezza
Fredy
Hannibal


Añado desde aqui, públicamente, tre snombres a la lista negra del mundo:
Naomi
Keira
Rachel

Soy totalmente cosnciente, a mi pesar, de que son amadas mundialmente, sobre todo por el sector masculino que adora su expresión "Estoy triste, fóllame". Yo, desde el sofá, no puedo trabajar contra el sentimiento de rechazo. Ni la expresión permanente de "me han robado a mi hijo en un parque con globos" de la siempre dramática anglo-australiana, ni los morritos que trabajan lo mismo si son de pirata que de post aristocrática enfermera de guerra (aunque el gesto sea más bien de sanitaria-streeper de Coney Island); ni si quiera, la media sonrisa de Oscar, por serle fiel al jardinero.
Infumables.
Porque,
Si tus hijas y tu marido son atropellados por un (del)Toro pasado de rosca
la mafia de toda una industria te amenaza de muerte
o crees que tu novio pudo haber violado a tu hermana,
en el el mundo REAL, no es REALista, tener cara de "estoy triste, fóllame".

sábado, 3 de mayo de 2008

Perdone, ¿Busca algo?

- Perdone, ¿Busca algo?

- Si.

- ¿Qué busca? ¿le ayudo?

- El futuro.

- ¿El futuro?

- Si, mi futuro.

- Perdone que me entrometa… pero puede que no lo encuentre.

- ¿Por qué? ¿Lo ha visto usted en otra parte? ¡no lo habrá escondido!

- Yo…no…pero, verá…

- Sé que está por aquí.

- ¿Por aquí? Pero señor…

- Si no va usted a echar una mano lárguese, ya tengo bastante con aguantarme a mi mismo. Llevo buscando años, ¡años! Dónde estará el dichoso…

- Perdone yo sólo… usted no se da cuenta de que el futuro...

- ¿Qué? necesito encontrarlo, me voy a volver loco.

- Oiga, ¿me quiere escuchar un momento? Entre en sí, haga el favor de razonar.

- Razonar, razonar, no sabemos más que razonar. Si no encuentro mi futuro estaré perdido, mira que he revuelto ya todas las cosas, puede que esté por aquí… no. Ni por aquí. Dios mío, ¿qué voy a hacer?

- Señor, escúcheme

- ¡Cállese! Está usted resultando muy inoportuno, estoy buscando mi futuro, es mío, ¿Puede dejarme?

- Señor, escúcheme…

- Es mío, tengo derecho a saber donde está, y lo busco y lo busco, llevo años buscando, tengo que encontrarlo.

- Está usted perdiendo el tiempo, ¡escúcheme!

- ¡No! ¡tengo que encontrarlo!

- ¡Escúcheme!

- ¡No! Está usted consiguiendo cansarme, va ha hacer que me vaya y tire todo por la borda… ¿dónde estará? ¿Dónde puede estar?

- ¡Deje de buscar!

- ¡Cállese!

- Oiga, señor, présteme atención un segundo…

- ¡No!, me voy, me está usted atormentando.

- No, ¡no se valla!

- Me voy, ha conseguido usted acabar con mi paciencia, me voy…

- ¡No se vaya! ¡no se puede ir! ¡escuche!

- Déjeme, me rindo, me voy…

- ¡No se vaya! ¡escuche!¡Usted es su futuro! ¿Me oye? ¡Oiga! ¡Vuelva! ¿Me escucha? Usted es su futuro. ¡Oiga! ¡Vuelva! Señor, usted, era…

jueves, 1 de mayo de 2008

"Lars y el peliculón de verdad"

La reticencia snob del “no voy a verlo porque tiene mala pinta”, más propia de un padre yupi –como quiera que esto se escriba-,de cuarenta que de joven fue hippy ,que de un veinteañero que va de progre, me atacó ayer sin precedente, a la entrada del Cine Ideal. “Lars y la chica de verdad”, un hombre sentado ante una caja de madera, fondo rosa, nada podía ser peor. ¿Podrá ser la traducción, siempre tan acertada -"Habrá mucha sangre en los pozos de ambición"- la que me esté jugando una mala pasada?, todo mi gozo, metido en un pozo, “Lars and the real girl”, no quedaba más remedio. Pagué, entrada, palomitas y coca-cola, por los 106 minutos más divertidos de mis últimos tiempos. Carcajadas generales y una sensación final de tristeza alentadora que no cambio ni por Coixet – vuelta la burra al trigo-, ni por cualquier melodrama sensiblón, con presunciones de gran producción hollywoodiense que contenga planos-secuencia de tres mil millones y escenas de enamorados corriendo por la playa. Si, estáis en lo cierto soy de la plataforma “Di NO a Expiación”.