jueves, 28 de octubre de 2010

Agua hirviendo

Desde siempre me fascinaban las casas vacías, sobre todo porque por las tardes, -más que nunca en verano-, reposaban tranquilas entre el sopor de las farolas, sin gritos, ni sábanas limpias. Me gustaba quedarme a ver las lagartijas, bueno y también tocar los muros de cemento, macabros y vacíos, sin ninguna historia. A veces pensaba en mudarme. En realidad podríamos haber ido juntos. Nos habríamos metido mano en el suelo, tristes y entumecidos. Después supongo que habríamos echado agua hirviendo contra las paredes sin esmalte y habríamos comido tarta apoyada en servilletas.

martes, 12 de octubre de 2010

Azzurro

Questo non è Italia, è Calabria. Si miro a la derecha, una avenida flaqueda por muros de basura. Spazzatura, que se llama, o bueno, mierda. En una estación de tren, a eso de las cuatro de la tarde, un viejo con gafas tintadas se me queda mirando. Yo estoy sentada en el suelo, aguantando un calor exasperante. El hombre habla de su influencia en el orden del mundo, de sus mujeres, sus vicios, también recita poesía. A pocos kilómetros, en medio de un pueblo desangelado dos carabinieri nos invitan - al menos iba gentilmente acompañada- a abandonar sus acogedoras calles, parece que ¿Por qué será? no son bienvenidos forasteros. Paseo por la calle -sola-. Es el tiempo del señor acoso. Se presenta en forma de pitidos - si, desde ancianos a jóvenes o a los amados carabinieri- y procura venir acompañado de una disminución de la velocidad hasta casi detenerse al lado. Esto sucede a la derecha. Si miro a la izquierda veo el mar, posiblemente el más azul que verán mis ojos. Para lo bueno y lo malo esto es Calabria, non è Italia.