martes, 28 de abril de 2009

De generales y putas

Después de leer al señor M:
Me imagino a los Generales como pavos reales. Como grandes masas de borlas y bigotes pastosos. A las putas me las imagino rosas y orondas. O más bien como locomotoras ardientes.

lunes, 27 de abril de 2009

De anfibióticos

Enlace a la noticia aquí.
http://anfibioticos.blogspot.com

Me has tragado y minuto y medio después, dejaste de recordar la expresión de tu cara.
La puerta de tu casa, la existencia de humanos, animales o bebidas isotónicas, las margaritas, el significado del pastel amarillo y redondo que se instala en el cielo por las noches, las teorías y las dietas, las renovaciones graduales, la forma de los cuerpos y las manos, el olor a cansancio, las caras de tiburón, la forma estridente y sinuosa de las llaves, las ventanas, los colores, el pico de las aves y las mesas, el orgullo sobornable, el significado de las miradas brumosas y cómplices y de las pícaras y las cansadas o las tristes, el funcionamiento de la lavadora sueca, incluso las formas de los países, las divisiones de tierra, la mescalina, lo útil y lo noble, la dentera que te daba la piel de las orugas, la belleza suntuosa, la sensación de despedida, la col, la función de las paredes y muros o las pistolas, el amor como forma de prejuicio, los maniquís, el vómito, las aguas mansas, la angustia que producen los anuncios de pañales, el hilo de las historias, los decorados, la función exacta de las prendas de ropa, la obesidad, le melancolía, la mediocridad y el destino, el compendio completo de tus desastres sexuales, las sonrisas de preocupación, la falta de sospecha, las profesiones, el inusual y pequeño tamaño de los niños, la voz cansada de los ídolos, las mentes demasiado despejadas, incluso las formas geométricas, los puentes y las castas; Podía decirse que dejaste de ser consciente de cualquier existencia inherente o no al orden caótico del universo. Y si, sentí tu alivio.

domingo, 26 de abril de 2009

De la música del palacio real los días pares

Hay en frente del Palacio Real los días pares, también aglgún impar que cae en fin de semana, una pareja de argentinos- ella redonda y risueña, él más delgado y sin dientes-, que cantan tangos y canciones populares, que se miran y rien y ponen un cajón de madera ante ellos para que la gente les mire y sonria y les eche alguna moneda que otra y para que algunos se queden mirando un buen rato, emocionados y paren su ritmo frenético para vivir unos minutos sensuales, de esos que hay pocos en las grandes ciudades, donde no se camina por calles vacías, ni se recogen las cartas de buzones ajenos.

domingo, 19 de abril de 2009

De vampiros y folósofos y mi padre en camisa noventera

Dice Bernard-Henri Lévy, un folósofo francés de esos que algún día leí por una casualidad más bien extraña, que los escritores son vampiros. Así -aunque disfrazado de una pomposa metáfora que decía algo así como que "saborean los placeres de la vida"-, me hizo pensar en lo mucho que he sido engañada. Me explico.
Fue mi padre, ese hombre de gafas caidas que una vez fue joven y gordo, quien tomó las riendas de la estrategia que pretendía luchar contra mi fobia a los vampiros. (Esto fue, dicho sea de paso, allá por los noventa cuando todavía no eran famosos). ¡Vaya estrategia la de mi padre! y ¡qué poco éxito tuBo! Todavía le recuerdo sentado al borde de mi cama, asegurando paciente que no eran más que hombres disfrados. Vergüenza tendría que sentir ahora que tras leer a Levy se el secreto que escondía. Allí, bajo sus pantalones cortos y las camisas noventeras de cuando todavía no era yuppie, había un escritor y un vampiro. Hubiese sido más fácil que me explicase que no era de los que mordían cuellos, sino de los que saborean los placeres de la vida.

miércoles, 1 de abril de 2009