Little boxes
"Oh malditos todos, pensó el adolescente. Malditas las luces vivas que nadie usa para leer, maldita la música constante que nadie oye, malditos los grandes pianos que nadie sabe tocar, malditas las casas blancas hipotecadas hasta el desagüe de lluvia, malditos porque saquean el océano pescando para alimentar a los visones, cuyas pieles ellas usan, y malditas sus estanterías en las que hay sólo un libro -un ejemplar de la lista telefónica encuadernado con brocado rosado-. Maldita su hipocresía, maldito su idioma diplomáticamente falso, malditas sus tarjetas de crédito, maldita su ignoracia del bravío espíritu humano, maldita su impoluta pulcritud, maldita su lascivia y malditos todos y sobre todo por haber despojado a la vida de la fuerza, del hedor, el color y la fiereza que le confieren sentido. Aullemos, aullemos sin descanso, aullemos."
"Oh malditos todos, pensó el adolescente. Malditas las luces vivas que nadie usa para leer, maldita la música constante que nadie oye, malditos los grandes pianos que nadie sabe tocar, malditas las casas blancas hipotecadas hasta el desagüe de lluvia, malditos porque saquean el océano pescando para alimentar a los visones, cuyas pieles ellas usan, y malditas sus estanterías en las que hay sólo un libro -un ejemplar de la lista telefónica encuadernado con brocado rosado-. Maldita su hipocresía, maldito su idioma diplomáticamente falso, malditas sus tarjetas de crédito, maldita su ignoracia del bravío espíritu humano, maldita su impoluta pulcritud, maldita su lascivia y malditos todos y sobre todo por haber despojado a la vida de la fuerza, del hedor, el color y la fiereza que le confieren sentido. Aullemos, aullemos sin descanso, aullemos."
Suburbio, John Cheever