lunes, 28 de abril de 2008
Elegía para el que haga el favor de callarse
Una tarde, hace algunas tardes, cayeron en mis manos, fruto del engaño y mi amistad cin un asturiano -¡cómo no!- que trabaja en la Casa del libro, una entrada para Elegy (me atrevería a decir más de Ben Kingsley que de Coixet), y un libro, edición bolsillo, de Raymond Carver.
La primera, me dejó templada, y es un estado que odio, en el ni frío ni calor se encuentra lo que buscas, se pierde la emoción y todo resulta insípido. El segundo ("¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?") consiguió todo lo contrario.
He de decir, en su favor o en su contra, que de los dos había vivido cosas mejores. "Mi vida sin mi", un soneto a la vida, o a la muerte, o a als caravanas, o a las cintas-casette, plásticamente inmejorable y "¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?", mi primer contacto con el realismo sucio, un sumario de finales deliciosos.
Ambas primeras veces mejores que las siguientes, algo paradógico por su usual tinte dramático. En el caso de Coixet, digo bien: inexpresivo, Kingsley increíble y se acabó lo que se daba; Pe, pasable, la idea-historia interesante pero insulsamente contada y un final catatónico que estoy pensando empieza a ser marca de la casa. "Mi vida sin mi", "La vida secreta de las palabras", in cluso su corto en "Paris je táime"...Isabel, se buena, ¡termina con lo terminal!
Asi que entre uno y otro, los 6 euros del cine y los de la edición bolsillo, no me queda otra que recomendar a Carver y a Coixet decirle, recomendarle, que o haga algo un poco mejor, o "el favor de callarse, por favor".
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3 comentarios:
en cuanto al libro, tendré que pedirte que me lo dejes, qeu yo en su día también tuve mi affair con el realismo sucio de carver. en cuanto a la peli...creo que pese a tu sentencia iré a verla
joder, odio el blogspot porque no se puede ver el texto mientras comentas ¬¬
A mí Coixet no es que me apasione, ya que todo el mundo recalca la tristeza absoluta de sus películas y a mí, no sé por qué, como que no me hacen DE llorar.
En cuanto al libro, tuve el placer de leer el primer cuento en un trayecto de tren con usted, y enbcantó. Me recordó vagamente a aquella escena de El sentido de la vida, de los monty phyton, en la que un gordo come hasta reventar (literalmente)
jo sara, me encanta tu progresividad!
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