Yo mis veintidós años puedo resumirlos en la nariz verrugosa de mi profesora de quinto, un par de bicicletas, un oso al que llamé Bobi, el cantábrico, algunos chicos simpáticos, la mirada pálida de mis padres la última noche que dormí en casa, aquella vez que me sentí una puta, dos o tres noches sin consuelo, despedidas, reencuentros, un cumpleaños inglés y las manos ásperas de mi abuelo, sujetando un cola cao caliente. Que le jodan a " lavidapordelante" pero también a los que creen que ninguno de nosotros será un héroe.
2 comentarios:
En fin...aún seguimos con la mirada pálida
Brillante. Y chapeau. Lo mismo que le he puesto a tu padre ayer. Qué jodida la genética.
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