lunes, 12 de abril de 2010

Lo inútil

Enamorarse es tan inútil como los manteles de tela o los tanatorios. También es inútil comer con las manos y, además de inútil, es engorroso, sucio y grosero. Son inútiles, claro, los chalecos y los guantes sin dedos, el tratar de no engañarse ante algunas particularmente nocivas situaciones y los cuchillos para el pescado. Pero lo cierto es que lo inútil se antoja en ocasiones exquisito y delicioso, casi tanto como enamorarse o la impetuosa alegría por seguir vivo que todo ser humano tiene al salir de un tanatorio.

2 comentarios:

Miguel Paz dijo...

Y esa "sad balad" también es inútil, pero resulta hermosa...

Aída dijo...

Sublime*