Si tuviese que llorar por alguien lloraría por vosotros. Vosotros los individualistas, los rebanadores de sueños. Lloraría por los egoístas, los fanáticos, los que siguen embobados a un líder e imploran a su tiránica figura. Por los que asesinan en nombre de lo ilusorio, por los que sólo creen en sí mismos. Lloraría por aquellos que sólo defienden la ética déspota del trabajo, por aquellos que hablan en nombre de las dictaduras de cualquier tinte, los que corrompen y llenan de óxido cada centímetro virgen del mundo. Por los que aún sabiéndolo son necios, los desconfiados, por todo aquel que ve en el forastero una amenaza. Lloraría por todos vosotros y por muchos otros desgraciados, porque, en las noches gélidas de invierno, en lugar de abrazaros a otro cuerpo caliente, sólo os queda acurrucaros junto a rifles y biblias.
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