Fiel centinela de mis sofocos y desvelos, mis ataques de furia o risa, de espanto, pavor, tormento. Leal guardián de las noches en vela, de los sueños frustrados que algún día dejarán de serlo, paciente, entusiasta. Tierno cuidador del sabor salado del llanto, del frío y la fiebre, la impaciencia, la rabia. Exquisito narrador de historias, manos curiosas, sonrisa irónica. Habitante de esas paredes que llamo casa, donde alimentan y abrazan como si no hubiera un mañana, sinvergüenza, irreverente, de extraordinario y peculiar talento, será siempre y sin duda , el hombre de mi vida.
1 comentario:
"Hay soledad en el hogar, se reza;
y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre se despierta, ausculta,
la huida a Egipto, el restañante adiós.
Está ahora tan cerca;
si hay algo en él de lejos, seré yo."
Los pasos lejanos. César Vallejo.
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